Incluye referencias bibliográficas (p. [223]-246).

El conocimiento de la población joven hoy día es un tema prioritario no sólo por su importancia numérica, sino más aun por el papel que a los jóvenes les ha tocado vivir en este México de principios de siglo. Actualmente, los y las jóvenes tienen mayores oportunidades de acceso a la escuela que las que tuvieron sus padres o abuelos, están más y mejor informados en distintos aspectos de la vida que lo que estuvieron las generaciones pasadas, lo que les permite tomar sus propias decisiones. Sin embargo, los beneficios sociales, culturales y políticos no se extienden por igual a todos ellos. En este libro se examina cuál es la situación de los jóvenes que conforman los mercados laborales en dos momentos, 1991 y 1995, y a partir de dos distintas perspectivas: por una parte como un gran agregado de individuos y, en segundo lugar, vistos como parte de una unidad doméstica. Con base en la primera perspectiva, se señalan las características sociodemográficas de la población de 12 a 24 años de edad, siempre estableciendo las diferencias entre ellos y ellas y entre dos áreas de pertenencia: espacios más urbanizados y menos urbanizados. Se analizan las características de la población joven que se incorpora al mercado de trabajo y las condiciones laborales a las que están sujetos. Cuando se presta atención a su papel dentro de la unidad doméstica, se corrobora la influencia que la composición del grupo familiar tiene sobre la participación económica de los y las jóvenes, evidenciando a partir de un modelo de regresión logística los elementos que tienen mayor peso en la propensión de los jóvenes a incorporarse al trabajo. Finalmente, se abre un espacio para mostrar las propuestas y apoyos que se dan a los jóvenes, en particular las políticas de empleo y formación para el trabajo.