La representación política es un asunto de gran interés tanto para las democracias consolidadas como para aquellas en vías de consolidación, de allí la importancia de este libro en donde se aborda el problema de la insatisfacción respecto al desempeño de los legisladores en América Latina, pese a que en las últimas décadas estos han sido elegidos por la vía democrática. Los autores parten del principio de los representantes que deben cumplir con cuatro premisas básicas: primero deben asumir la responsabilidad de tomar en cuenta la opinión de sus representados; segundo, deben evaluarse las opiniones de los representados y hacerse un diagnóstico en el que se pueden mejorar esas opiniones e incluso desecharse; tercero, el representante debe convocar a sus representados e informales si sus opiniones fueron modificadas o canceladas y por qué; y cuarto, asumir las consecuencias de las decisiones tomadas.

Es imposible generalizar un diagnóstico a este problema por la gran variedad de resultados conseguidos en diversos países, pero en muchos el desenlace es desalentador, por ello vale la pena tratar de responder preguntas tales como ¿Cuál es la responsabilidad de los actores políticos en la legislatura?, ¿Cómo reaccionan los electores y los grupos organizados frente a malos legisladores? Este libro se complementa con otro de la misma autora titulado ¿Qué hacen los legisladores en México?